Poca relevancia se le da en la actualidad a la predominación que tiene el cariño y el aprecio que le ofrecemos a nuestros hijos sobre su educación y sus capacidades sociales. Tan indispensables estas últimas, como el resto de habilidades que durante su avance un niño puede lograr.
Nuestros pequeños precisan que les inculquemos una educación para estudiar a vivir, comunicar, y estar comunicado. Y sobre esto por el momento no deberían quedarnos inquietudes. Cada vez son mucho más los autores desde diferentes campos como la biología, la medicina y la psicología, entre otros muchos, que charlan de la relevancia de todo el mundo sensible y de las reacciones cariñosas, como claves para el avance biológico, mental y popular de los pequeños.
Nuestros hijos aprenden en los espacios donde conviven y de quienes les cubren. Estudiar es convivir y los pequeños se marchan a conformar según sean las relaciones en los espacios donde convivan y con quién. Aprenden en estos contextos de convivencia el lenguaje, a conmoverse, a tener relaciones, a motivarse; desarrollan su autovaloración personal, el modo perfecto de verse y de ver a otros.
El carácter humano que hay que enseñarles a los peques no aparece desde la pelea, la rivalidad, el abuso o la agresión, nada de eso, sino más bien desde la convivencia, el respeto, la cooperación, el comunicar, y el aprecio. Por consiguiente si no se dan las suficientes conmuevas de este género, si un niño no recibe todo el cariño y la paciencia que merece, es negado o rechazado, no podrá medrar como un individuo sana y va a tener inconvenientes en su avance, en los aprendizajes o en su salud o socialización.
Todos tenemos que ser siendo conscientes de que requerimos sentirnos útiles, valorados, amados y admitidos por la gente mucho más esenciales de nuestra vida. Requerimos ser vistos, apreciados y reconocidos. Y considerablemente más los mucho más pequeños, que aún les quedan varios, por no decir todos, los caminos por recorrer. Durante su historia van a ser muchas las ocasiones en las que se hallarán y personas que van a conocer, por lo que mejor afianzarles desde pequeños la empatía, el respeto y el cariño hacía el prójimo y el cariño por sí solos, no hay nada superior para eso que tratarles a ellos mismos con esos valores desde el instante en que nacen, siendo el cariño entre los pilares escenciales en su educación. Y ahí, es donde entra tu papel como progenitores, ayudándoles a crear su personalidad.
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